sábado, 29 de agosto de 2009

Impuestos, esas cosas tan odiadas

Estos últimos días se ha montado un gran revuelo, el gobierno ha anunciado una subida de impuestos, ¡Qúé malotes! ¿Es bueno o malo pagar impuestos? Por lo que a mí respecta sigue siendo bueno y aso a explicarme: - Uno de los argumentos que se usan habitualmente para decir que es malo es el hecho de que supone una pérdida de impuestos, pero yo lo veo de manera diferente, mi opinión es que lo que es bueno o malo es el fin de estos impuestos, no el hecho de recaudarlos. - El argumento que usa el gobierno para esta nueva subida es que, dada la actual crisis, necesitamos más dinero para costear los subsidios de desempleo, los relacionados con el nivel de rentas y las obras públicas encaminadas a mejorar nuestra situación infraestructural . - Siguiendo con mi primer argumento, lo importante será analizar si el fin es correcto y, caso de serlo, fiscalizar exhaustivamente el destino de ese capital extra. -Por lo que a mí respecta, subsidiar la situación de indefensión en la que se encuentran aquellas personas que por motivos de no poder conseguir un puesto de trabajo o no llegar a una renta que les permita sobrevivir con dignidad, me parece, más que correcto, imprescindible. A sabiendas de que hay paises que aplican políticas diferentes a ésta, yo quiero que no haya ningún español, ni residente en España que se vea obligado a mendigar, es una cuestión de humanidad y reparto justo de riquezas, siempre bajo mi opinión. Contra esta opinión siempre surgirán voces que digan que ésa es una política extremista de izquierdas, pero yo no lo creo así, yo lo veo como una gestión racional de los bienes comunes. Para explicarme, pondré algún ejemplo, como es el hecho de que las administraciones invierten cantidades nada despreciables en acontecimientos del estilo "America's Cup," "Formula 1", candidaturas Olímpicas o de cualquier nivel deportivo, toros, espectáculos pirotécnicos, etc... para los cuales no suele haber tantas reticencias. Podría plantearse que en lugar de invertir nuestros impuestos (que también lo son) en estos actos, se obviaran y nos supusiera una rebaja en los mismos (lo mismo sucedería con visitas papales o otros dignatarios), o bien, se redistribuyera ese dinero en nuestro maltrecho y vilipendiado sistema de slud pública, pero esto nunca es cuestión que interese a nuestros políticos, el problema, al parecer, es ayudar humanitariamente a aquellos que realmente lo necesitan. Estoy convencido que con el dinero que los contribuyentes asignamos a los gastos de la Iglesia Católica podrían subir sustancialmente las pensiones de nuestros ancianos (que buena falta hace), o el que el Ministerio de Cultura destina a rehabilitar el patrimonio artístico que pertenece a dicha confesión serviría para devolver la propiedad de dicho patrimonio al Estado, que somos todos. Naturalmente, éstos, no son más que unos pocos ejemplos, pero es que parece que los parados españoles son una espeie de sanguijuela que se engancha al cuello del estado, cuando en realidad, si elimináramos a todas esas sanguijuelas que hemos podido ver en forma de ejemplos, la cuestión de los parados se quedaría en un mero ejercicio de justicia natural. - Claro que nadie quiere que desaparezcan las diferentes iglesias ni tomar el "radical" camino de la plasmación de las diferentes injusticias comparativas, por lo tanto, a pesar de los grandes ideales liberales, lo sensato sería que los políticos dejaran de tratar a los desempleados como números, que no son más que hijos con suerte desigual de un padre llamado Estado Español. -En lo que se refiere a la obra civil proyectada, generalmente despierta menor rechazo, porque, si bien, el beneficio final va a ser común y universal (cosa terrible en estos tiempos), el beneficio parcial va a ser para los grandes capitales privados que van a gestionar estos fondos, y ellos sí cuentan con el beneplácito de los ideales liberales, que piensan en verde, no de ecología, de billeticos. A disfrutar de la vida y a continuar en la brecha, SOLIDARIDAD.

viernes, 28 de agosto de 2009

ESTE VERANO

Ahora que se acerca el final del período de estío no consigo que me abandonen unas cuantas inquietudes. Pertenezco a esa generación que nacimos en las postrimerías del mandato del felón Franco, no sufrimos la dureza de su mandato, más bien, hemos disfrutado de las bondades de ser participes del nacimiento y desarrollo nuestra joven democracia. Por desgracia, actualmente, tengo la sensación de que esta democracia de la que he disfrutado podría estar en peligro. Desde el día siguiente a las elecciones del 14 de marzo de 2004, no he dejado de recibir mensajes de e-mail en los cuales se invita a alzarse contra el gobierno elegido por el pueblo español. Para ser sinceros, hay que precisar que la mayor virulencia se dió en los dos años posteriores a dicha elección y en estos tres últimos años se ha rebajado bastante el tono de las misivas. Algunos pueden pensar que esto indica que la cuestión ha decaído, pero yo creo que, muy al contrario, lo único que indica es que la sustituciones en la cúspide y el seno de la jerarquía del estamento al que pertenezco han proporcionado un mayor control y de ello se ha derivado una mayor precaución, nada más. Pero este verano la cosa ha ido más allá, constantemente se trata de poner en la picota a los jueces que dictan sentencias ajenas a los deseos de algunos grupos de presión, y por ese motivo se pone en duda uno de los fundamentos de nuestro estado, la separación de poderes, por supuesto sólo cuando no les beneficia la sentencia, imparcialidad por encima de todo.Llevo ya un buen tiempo oyendo como la jerarquía de la Iglesia Católica, haciendo uso y abuso de los medios de comunicación, tratan de decirme a todas horas como debo comportarme y como no, pero no sólo a mí, si una niña tiene un pequeño error, y por hacer algo tan malo como mantener relaciones sexuales con quien le apetezca (¡Si es que la que nace puta!), estos individuos, ninguno de los cuales tiene cargas familiares, deciden que tenga niños y que se joda, ya está bien de tomar decisiones por uno mismo, que eso de la libertad es para quienes ellos decidan y donde ellos decidan (por ejemplo Londres y en secreto ¡Cómo Dios manda!) Después también he notado que si eres gay o inmigrante tienes la culpa de la mayoría de los malesdel mundo, y digo la mayoría porque del cambio climático no tiene la culpa nadie, incluso si le preguntas al primo de alguno no existe, yo no tengo calor, es una imaginción mía creada por mi obsesión de llevar la contraria. Tener la piel de color oscuro es un atentado al buen gusto y pensar de forma progresista una vergüenza inaguantable. Y por hoy ya está bien, que pienso seguir sacando al exterior mis frustraciones, pero más adelante. Bye!