sábado, 7 de febrero de 2009

La milicia

Jose, yo sí entiendo al que se hace militar por vocación, como no iba a entenderlo si yo mismo soy uno de ellos y nunca perderé el espíritu que me llevó a la milicia. hay un pero, este artículo está escrito en clave de bomba trampa, para empezar, en el primer párrafo no habla de militares, habla de la saga de los WASP (White men anglo-saxon protestant),curiosamente, la mención es explícita "obedecer a un jefe detrás de otro hasta que, con suerte, llegue a general y aún así, o peor, tendrá que estar a las órdenes del político de turno" y el final de la cita es otra mención explícita a otra de sus obsesiones, el hecho de que sea una mujer y además de izquierdas quien ostenta el mando de nuestro ministerio, pobres generales, seguro que te dan la misma pena que a mí. El segundo párrafo es otra oda a la bonhomía de los WASP, verdaderos hombres de provecho que deben ser venerados por nosotros, los afro-americanos de las armas. En el tercer párrafo , por narices e refiere a nosotros, suboficiales y tropa, ya que ni apagar fuegos, ni que les destinen al culo del mundo, son cosas que les pueda pasar a los señoritos de las plantaciones, para eso estamos nosotros. El último párrafo es falaz, la sociedad no está en nuestra contra, apagar fuegos y repartir ayuda humanitaria no son tareas baladíes , son una honra, y lo más gracioso es que las cruces de hierro de los incendios y de las misiones, también son para los WASP, yo hace años que sólo oigo hablar de vestigios del franquismo cuando salen "blancos de alta cuna" exigiendo privilegios. Y yo sí entiendo a quien se enrola en la milicia, pero no considero justo que los nobles de doble apellido sigan teniendo privilegios. Saludos, amigo y seguiremos creyendo en los versos de Calderón.

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