domingo, 2 de diciembre de 2007

15

15º Pelo azabache, piel morena, unos brillantes ojos castaños y unas caderas preciosas. Va a ser mi vecina, según dijo Pepito en alguna ocasión el padre había abandonado a su madre hacía poco. Tiene una hermana mayor, muy guapa, se va a casar dentro de poco. Su madre y ellas se mudan aquí para alejarse un poco de él y al mismo tiempo estar un poco arropada por sus familiares, que viven en el barrio. Tenemos un par de cosas en común, la edad y que mucha gente aquí nos llamaría “charnegos”, Esto último une mucho, porque quien lo dice, quién se refiere a ti con ese término, lo hace de forma despectiva. Se supone que somos aquellos que residimos en Catalunya pero provenimos de regiones de habla no catalana, se lo llaman en especial a aquellos que se resisten a aprender el Català, en realidad en origen se refería a los perros que los pastores usaban para que les alertaran durante la noche de la proximidad de alimañas o ladrones, por su carencia de pedigree, la mano de obra barata que siempre necesita el capital aunque la desprecie. A veces viste con faldas vaqueras, le sientan bien, a veces con tejanos, le sientan estupendamente y si son ajustados mejor. Sus pechos eran suficientemente generosos, no sé exactamente por qué, pero me encantaría temerlos en mis manos, besarlos, todavía no sé que esa efervescencia hormonal es normal en la adolescencia, pero, como ya he dicho, todavía no sé siquiera que es la adolescencia. Esto de creerme enamorado hace que me sienta confuso, soy tan, tan macho, que no puedo decirle a nadie que me encanta la poesía, que leo y releo por el camino hacia Apotranco los “Veinte Poemas de Amor y una canción desesperada” de Neruda o “las Luciérnagas” de Tagore, son muchas colecciones de veinticinco minutos de ida y veinticinco de vuelta, ese tiempo no se puede perder, no puede convertirse en un simple deambular, siempre los empleo en pensar en planificar, en soñar muchas veces en leer, todavía faltan dos años para que escuche el poema más bonito, siempre en mi opinión, que existe, será el “Amor particular” de Lluís Llach, con el tiempo se lo cantaré a una bella cartagenera que no me entenderá en principio, y se lo cantaré durante muchos años cuando sea mi esposa y la entienda, y querré cantársela durante toda la vida porque estaré tan enamorado de ella que querré que nuestro Amor no se acabe nunca, aún sabiendo que el Amor hay que aprovecharlo mientras dure, porque si un día se acabase, no querré reprocharme el no haberlo saboreado. Aún así, le volví a mandar otra carta, esta con un poema, que también deposité de la misma forma en su buzón.

No hay comentarios: